En tiempos de pandemia, la cromoterapia viajera puede convertirse en la mejor alternativa para desplegar nuevas sonrisas. Si planeas viajar a la provincia de Alicante, la Costa Blanca supone el mejor destino para perderse por una acuarela de tantas combinaciones como posibilidades. ¿Verde? ¿Rojo o amarillo? Dinos tu color, ¡somos todo oídos!
Amarillo
El color amarillo transmite la claridad del verano, además de ser símbolo de luz y oro, de sol y juventud. En la Costa Blanca descubrirás diferentes lugares vestidos de este color como, por ejemplo, unos campos de girasoles que habrían encandilado al mismísimo van Gogh. Basta con dejarse caer por el camino de Peña Rubia, no lejos de Villena, o la carretera CV 795 entre Banyeres de Mariola y Alcoy, para bañarse en un mar dorado que clama por la mejor fotografía de Instagram. ¿Cuándo? Especialmente en los meses de julio y agosto.
Rojo
La pasión y energía contagiosa del color rojo surgen por sorpresa, como la mejor serendipia viajera. Para ejemplo, el rojo fundido con rosas y azules en la Muralla Roja, icono arquitectónico diseñado por Ricardo Bofill en Calp y cuyas influencias árabes contrastan con la simetría cromática perfecta. Un viaje que continúa a través del mítico Faro de Dénia, apuntando al Mediterráneo; o el rojo marciano, en las formaciones triásicas del río Montnegre.
Azul
Hablar de la provincia de Alicante es hablar del azul de sus playas y calas, pero esta sería quizás una verdad demasiado obvia. El mar es tan solo el principio de una senda azul donde el Mediterráneo se funde con las puertas de las casitas de la cala del Portixol o los maceteros azules del barrio de Santa Cruz de Alicante. Sin embargo, nos quedamos con el azul del embalse de Guadalest, el cual reluce en mitad de una alfombra verde de palmeras y cítricos desde el Mirador del Castellet, en Guadalest.
Verde
El verde es el color de la naturaleza y la paz mental, tan necesaria en estos momentos. Una tonalidad que nos reconecta con nuestro estado original a través de escenarios tan exuberantes como el Jardín de l'Albarda, perfecto ejemplo de oasis mediterráneo en la localidad de Pedreguer, donde una paleta de verdes superlativos acoge desde atardeceres hasta influencias renacentistas. La búsqueda del color de la naturaleza prosigue a través de las vías verdes de la Costa Blanca, o las mil tonalidades de los huertos y árboles que forman el Palmeral de Elche.
Naranja
El naranja es el color del entusiasmo, pero también de la ensoñación del mejor atardecer. La Costa Blanca cuenta con diversos lugares desde los que despedir al sol envueltos de una forma única: desde los Baños de la Reina de El Campello hasta las murallas de Tabarca, pasando por una de nuestras puestos de sol favorita, la de la Torre vigía de Tamarit, en el Parque de las Salinas de Santa Pola. Especialmente aquí, el agua y el cielo se funden en un naranja infinito tan sólo salpicado por las siluetas de flamencos errantes.
Blanco
En la amplia escala de blancos, debería existir el "blanco Altea". Considerada como una de las ciudades más bonitas de la provincia de Alicante, Altea, y especialmente su casco antiguo, evocan la esencia de la Costa Blanca a través de sus callejuelas de cal y salitre entre cuyos rincones el Mediterráneo siempre nos parece más azul. Entre miradores, tiendas de artesanía y cafés bohemios, el blanco Altea es capaz de seguir escribiendo la historia de la luz para llevarnos a través de todos sus secretos.
Rosa
El color rosa representa la diversión y alegría, el romanticismo mágico de lejanos destinos. De hecho, seguro que has escuchado hablar alguna vez de los lagos rosas de Australia y Senegal sin saber que la Costa Blanca es el lugar de vacaciones favorito del alga Dunaliella salina, la cual sobrevive en aguas de alta salinidad buscando absorber la luz del sol. El resultado de su actividad tinta las salinas de Santa Pola o las lagunas de Torrevieja, donde el color rosa chicle es capaz de confundir el horizonte alicantino con el de un planeta celestial.
Negro
El color negro es de los misterios y el enigma. Es el secreto de viejos tesoros escondidos por piratas y sirenas cobijadas en las cuevas que salpican todo el litoral de la Costa Blanca. Un buen ejemplo es la Cova Tallada, situada entre Dénia y Jávea y accesible a través de una caminata por el Parque Natural del Montgó cruzando iconos como las casitas de Las Rotes o la Torre del Gerro. Solo allí, en algún lugar, la oscuridad te parecerá mayor, pero recuerda: la noche es más oscura antes del amanecer.
Todos los colores
¿En busca de un arco iris vertical? La Costa Blanca está llena de lugares donde encontrar todos los colores imaginables. En las calles del casco antiguo de Villajoyosa, las casitas pintadas por sus antiguos pescadores forman un laberinto psicodélico único. Y en San Juan, sus beach houses nos indican que ya ha llegado el verano mientras las calles de Moraira se visten de paraguas para celebrar una fiesta eterna. Sólo entonces descubrirás que los mejores colores no son aquellos que ves a primera vista, sino los que resaltan en el mejor escenario. En un irresistible lienzo llamado Costa Blanca.
