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Las leyendas más curiosas de la Costa Blanca

La Costa Blanca es una tierra de impresionante belleza que deslumbra a aquellas personas que deciden acercase a conocer unos lugares donde naturaleza y leyenda se dan la mano para explicar la orografía de unos paisajes que se quedan en la retina de quienes los visitan igual que sus historias se guardan en sus memorias.

Imaginación y tradición histórica se dan la mano en las muchas leyendas populares que las gentes del lugar explican al viajero que se acerca a conocer las playas, pueblos, montañas y ciudades que componen la Costa Blanca, creando un halo de misterio y enigma que ofrece una motivación más para visitar unos lugares en los que dejar volar la imaginación y disfrutar de lo auténtico de esta tierra a través de sus apasionantes leyendas.

Si tú también quieres conocerlas no puedes dejar de seguir leyendo.


El amor de dos amantes en el origen de Alicante




El nombre de la ciudad de Alicante, capital de la provincia, tiene detrás una historia de leyenda protagonizada por Cántara la bella hija del califa de la ciudad, que era pretendida por dos jóvenes, Aly y Almanzor.

El padre, que no quería desairar a ninguno de los dos pretendientes, determinó que daría la mano de Cántara a quien realizara el trabajo más impresionante.

Así, ambos empezaron su labor y mientras Almanzor viajó fuera para buscar los materiales más preciosos, Aly se quedó y dedicó sus esfuerzos a enamorar a la joven, que decidió elegirle a él sin esperar que éste hubiera acabado la obra a la que se había comprometido.

Pero el califa, que era hombre de palabra, decidió darle la mano de su hija a Almazor, que sí que había realizado la tarea que había iniciado. Aly desesperado, se tiró a un barranco produciendo una gran depresión que, fue aprovechada para construir, posteriormente, el pantano de Tibi, y Cántara decidió seguir a su amado y se tiró a al mar desde el risco de San Julián, que desde entonces vino a llamarse el 'Salt de la reina mora'.

El califa, ante la pérdida de su hija, murió de tristeza y su efigie apareció grabada en el monte de Benacantil, dando lugar a lo que hoy se conoce como 'la cara del moro' en esta montaña que puede verse desde Alicante.

Cuenta la leyenda que la corte sarracena, impresionada por la desgracia, decidió dar a la capital el nombre de los desgraciados amantes: Alicántara. De ahí viene el nombre de Alicante.


El tajo de Roldan y la isla de Benidorm




La isla de Benidorm es uno de los lugares con más leyendas por metro cuadrado. Conocida como la "isla pirata", este islote situado a menos de dos millas náuticas de la localidad alicantina es uno de los lugares que más historias ofrece al viajero curioso.

Piratas y gigantes aparecen en las leyendas sobre el origen de una isla que muchos vinculan con el Puig Campana, una de las montañas más emblemáticas de la región y en cuyas inmediaciones habitaba el caballero cristiano Roldán, mítico guerrero y adalid en la lucha por la extensión de sus tierras. 

El bravo Roldán se enamoró de una doncella musulmana, lo que llegó a oídos de un mago que, escandalizado por el amor entre dos personas de religiones distintas, les lanzó un conjuro letal por el que la joven moriría cuando el último rayo de sol dejara de iluminar Benidorm.

Roldán incapaz de poder detener el hechizo se llevó a su amada a la cima del Puig Campana, y con su espada realizó un tajo en la peña creando una grieta por la que el sol continuó iluminando unos minutos más Benidorm y permitiendo a los amantes alargar su despedida. Al morir la joven, Roldán invadido por la rabia lanzó la roca desgajada al mar formando lo que hoy es la isla de Benidorm.


Los suspiros de Zoraima y el castillo de Guadalest




Los visitantes que recorran las calles de Guadalest, uno de los pueblos más bellos del interior de la provincia de Alicante, todavía pueden escuchar los suspiros de Zoraima una joven musulmana que murió junto a su amado en el castillo de la ciudad durante el asedio de las tropas cristianas.

Cuenta la leyenda que Zoraida era la bella hija de un juez musulmán que vivía cerca de Guadalest, y a la que un caballero cristiano, Guzmán de Benidorm, pretendía sin que ella le correspondiera, porque amaba a Ben Yufur, un valiente guerrero musulmán azote de las tropas cristianas, a las que había derrotado en varias ocasiones.

El padre de Zoraima temeroso de que su hija sufriera las consecuencias de la ira de Guzmán hacia Ben Yufur la mandó, junto con todos sus bienes, al castillo de Guadalest, donde también terminó su amado después de una dura batalla donde cayó todo ejército.

El destino del guerrero árabe estaba escrito por Alá desde el principio, y era el de morir cuando una bella mujer le besara. Así, cuando Zoraima lo besa un arcabuzazo atraviesa el corazón de Ben Yufur, que cae con su amada en sus brazos.

Los habitantes de Guadalest cuentan que los suspiros de Zoraima siguen llegando a todas las montañas y rincones de la cercana sierra de Aitana transportados por el viento.


La cueva del Cid de Polop




Las cuitas entre cristianos y musulmanes se encuentran también en el origen de esta bella leyenda protagonizada por Zuleima, la hija de un piadoso santón musulmán, que se enamora de Ben-Zail, el hijo de un viejo caudillo. La juventud de ella impide que puedan casarse, y él le promete regresar cuando acabe los deberes que tiene en el campo de batalla.

El día de su regreso, el joven aparece aquejado de lepra y poco después muere. Coincidiendo con la desgracia El Cid y sus tropas llegan a Polop, donde el padre de Zulima le pide que salve a su hija de los atropellos de sus soldados. Cuando el conocido héroe cristiano se dirige al santuario para pasar la noche se encuentra el cuerpo de la joven musulmana con una daga en el corazón.

En honor a Zuleima, El Cid da orden a sus tropas de que no atropellen a ninguna mujer, y en homenaje a la bella y desgraciada Zuleima, decide usar una cueva, en vez del santuario, para dormir. De ahí el nombre de 'La cueva del Cid'.

Estas historias son solo algunas de las que los habitantes de las localidades de Costa Blanca cuentan a los visitantes que se dejan caer por las calles y parajes de sus pueblos y que invitan a viajar a un tiempo lejano y misterioso que hace más atractiva, si cabe, su recorrido por esta tierra de piratas, caballeros y bellas damas. 

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