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Perfil del Califa: El cuento que falta en las 1001 noches

Desde el rincón más insospechado de la ciudad de Alicante, se vislumbra cierta ladera del monte Benacantil que dibuja un rostro. Te contamos todos los misterios acerca del mito de "la cara del moro"


Puede que lo busques por toda la ciudad, pero como el mejor secreto, hay lugares que solo pueden ser apreciados en una ubicación y momento concretos. Y será allí, en algún punto del barrio antiguo o la playa del Postiguet, donde una callejuela te muestre ese perfil que define parte del folclore de una ciudad.

Hablamos, por supuesto, del Perfil del Califa o "cara del moro", silueta que forma el monte Benacantil, sobre el que se asienta el castillo Santa Bárbara. Un icono, más cercano a una ilusión óptica que a un escenario, cuya historia podría encajar perfectamente en los cuentos de las Mil y Una Noches.

 



Historia del Perfil del Califa

La dominación musulmana de la península y, en concreto, de Alicante, fue motivo de diferentes cuentos y leyendas que han trascendido a lo largo del tiempo: desde las termas utilizadas por una antigua reina mora en los Baños de la Reina de El Campello, hasta los tesoros escondidos en el Cabeçó d'Or por un rico habitante de Busot llamado Alí, pasando por la más popular, la leyenda de los amantes de Alicante que aún exhala un suspiro sobre la ciudad de Alicante.

 

El castillo de Santa Bárbara debe su nombre al 4 de diciembre de 1240, día de la patrona en el que esta construcción ubicada sobre el monte Benacantil fue conquistada por Alfonso de Castilla, el futuro rey Alfonso X el Sabio. Sin embargo, mucho antes de este encuentro, el castillo fue ocupado por los reinos moriscos que habitaron en la península ibérica durante siglos, entre ellos el califa que aquí nos ocupa y cuya importancia es digna del mejor cuento.

 

Érase una vez un califa árabe que gobernaba la ciudad de Alicante. Este dirigente tenía una hija, Cántara, considerada como una de las jóvenes más bellas del reino y, como tal, lista para prometerse tras cumplir la mayoría de edad. Cuando Cántara estuvo preparada, llegaron pretendientes de todas las partes del reino, entre ellos Almanzor, un general cordobés, y Alí, un apuesto joven. Como Cántara no supo entre cuál de los dos decidirse, su padre retó a ambos pretendientes a una prueba que consistía en impresionar a su hija. De esta guisa, Almanzor navegó hasta la India para traerle las mejores sedas, y Alí ordenó abrir un canal que transportase agua desde Tibi hasta Alicante a fin de permanecer más tiempo junto a la princesa. Este pequeño gran detalle fue el que enamoró a Cántara.

 

Cuando Alí y Cántara (¿os suena el resultado de ambos nombres?) cayeron enamorados, Almanzor llegó desde India con sus especias y sedas. Impresionado, el califa obligó a su hija a aceptar la mano de Almanzor, pero ya era demasiado tarde. Desolado, Alí se lanzó desde lo alto del monte Benacantil y, tras el momento de su caída, comenzó a emanar agua desde el Pantano de Tibi, la presa que había ordenado construir para estar cerca de su amada. Al recibir la noticia, Cántara abandonó el castillo y se lanzó desde lo alto de la sierra de San Julián, también conocida como Serra Grossa. Tras la muerte de su hija, el califa murió de pena y, en cierto modo, su estado se trasladó de forma espiritual a las faldas del monte Benacantil dibujando su rostro.

 

La historia de amor de Alí y Cántara causó tal conmoción entre la población, que la ciudad pasó a llamarse como los amantes, Alicántara, un nombre que aún flota por Alicante clamando por un final feliz. 



Desde dónde ver el Perfil del Califa 

El Perfil del Califa es una de las principales atracciones del castillo Santa Bárbara, uno de los grandes iconos de la ciudad de Alicante. Para visitarlo, es importante conocer los tres recintos diferentes que lo conforman: el recinto alto (o La Torreta), donde se ubica la Torre del Homenaje y los restos más antiguos del fuerte; un recinto intermedio que engloba dependencias cristianas como el Patio de Armas; y una sección inferior datada del siglo XVIII donde encontrar el Revellín del Bon Repós.

 

El castillo Santa Bárbara ofrece panorámicas únicas de la bahía de Alicante y supone el mejor preámbulo a la hora de dejarse caer por el casco antiguo de la ciudad y el barrio de Santa Cruz. Pasear por sus calles supone una delicia, entre casas de colores, maceteros de geranios y nuevas formas de arte que, en alguna callejuela, siempre sorprende al visitante.



 

De hecho, no hay mejor opción que detenerse en la Plaza del Puente o bajar un pelín más hasta la playa del Postiguet para descubrir que, en todo momento, el califa nos estuvo observando. Que su perfil, tan moldeado por la historia, es el mejor testigo de una historia tan nuestra como universal.


 


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